Sáb. Nov 22nd, 2025

El mundo del cine es una inagotable fuente de anécdotas sobre lo que pudo haber sido y no fue, así como de tramas rocambolescas que definieron épocas pasadas. Recientemente, una leyenda viva de Hollywood ha desvelado un secreto guardado durante décadas, coincidiendo curiosamente con el rescate de archivos de la cinematografía hispana de finales de los setenta.

La oportunidad perdida de Dick Van Dyke

A las puertas de celebrar su centenario el próximo mes, el legendario actor Dick Van Dyke ha sorprendido a la industria con una revelación inédita durante una entrevista con Al Roker para el programa Today de la NBC. El actor confesó que se le ofreció un papel que podría haber alterado drásticamente el curso de su carrera y de una de las franquicias más famosas del mundo: James Bond.

Según relató Van Dyke, fue el propio Albert «Cubby» Broccoli, productor de la saga, quien se acercó a él tras la marcha de Sean Connery. Connery había abandonado el papel en dos ocasiones (1967 y 1971), dejando una vacante que Broccoli pensó cubrir con el carismático actor estadounidense. Sin embargo, Van Dyke rechazó la oferta de convertirse en el agente 007 por una razón de peso: su incapacidad para impostar el acento británico.

El fantasma de Mary Poppins

La negativa del actor estuvo directamente influenciada por las críticas recibidas tras su participación en Mary Poppins en 1964, donde interpretó a Bert. «¿Has escuchado mi acento británico?», le preguntó Van Dyke a Broccoli en aquel momento, haciendo alusión a su famosa y fallida imitación del dialecto cockney.

Durante la entrevista, el veterano intérprete aprovechó para disculparse ante los miembros de la BAFTA por lo que él mismo califica como «el acento cockney más atroz de la historia del cine». Van Dyke explicó que, durante el rodaje de aquel clásico musical, trabajó con un reparto íntegramente inglés, incluida Julie Andrews, y nadie le advirtió de que debía mejorar su dicción, por lo que asumió que su trabajo era correcto. Aunque ahora admite arrepentirse de haber rechazado el papel de Bond, asegura que todavía tiene una meta pendiente: interpretar a Scrooge. «Es solo noviembre, todavía tengo tiempo», bromeó el actor.

Clásicos del sur: enredos familiares en el cine de 1978

Mientras Hollywood debatía sus grandes franquicias, el cine en español producía sus propias historias llenas de enredos y situaciones inverosímiles. Un ejemplo claro de la comedia de la época es la cinta argentina Mi mujer no es mi señora, dirigida por Hugo Moser y estrenada el 23 de julio de 1978. Con una duración de 90 minutos, esta película encapsula el humor de su tiempo, basando su trama en malentendidos familiares y secretos del pasado.

La historia gira en torno a Juan Carlos, un reconocido hombre de negocios que decide contraer matrimonio con María, una hermosa modelo considerablemente más joven que él. La trama se complica con la intervención de Segismunda, la suegra de Juan Carlos. Descontenta con el nuevo marido de su hija, decide sembrar la discordia inventando una historia sobre un encuentro íntimo que supuestamente mantuvo en un vagón de tren hace mucho tiempo.

La duda y el conflicto generacional

El guion de Moser introduce un giro dramático y cómico cuando se revela que el protagonista participó realmente en una situación similar a la descrita por su suegra en el pasado. Esta coincidencia lleva al personaje a plantearse una duda aterradora: si su reciente esposa podría ser, en realidad, su propia hija.

Tanto las confesiones tardías de estrellas como Dick Van Dyke sobre papeles icónicos, como las tramas de enredo del cine de finales de los setenta, nos recuerdan que la historia del séptimo arte está construida tanto por las decisiones que los actores toman fuera de cámara como por las ficciones que se proyectan en la gran pantalla.