Mar. Sep 9th, 2025

Ana de Armas se ha consolidado como una de las estrellas más rutilantes de Hollywood. Con una carrera que desafía fronteras y géneros, la actriz hispanocubana ha protagonizado una ascensión meteórica que la ha llevado desde sus inicios en Cuba hasta encabezar producciones de gran presupuesto. Su último gran proyecto, Ballerina, un esperado spin-off del universo John Wick, la sitúa de nuevo en el centro del cine de acción, aunque la película ha suscitado un debate inesperado sobre la utilización de sus elementos temáticos.

Una carrera forjada entre Cuba, España y Estados Unidos

Nacida como Ana Celia de Armas Caso el 30 de abril de 1988 en Santa Cruz del Norte (Cuba), su vocación artística se manifestó a una edad temprana. Su primer papel importante llegó con el drama romántico Una rosa de Francia (2006), que le abrió las puertas del cine en su país natal. Sin embargo, con la mayoría de edad recién cumplida, De Armas tomó una decisión que cambiaría su vida: se mudó a Madrid. En España, alcanzó una enorme popularidad gracias a su papel en la exitosa serie de misterio juvenil El Internado, donde participó durante seis temporadas, convirtiéndose en un rostro conocido para el gran público.

Tras consolidar su carrera en España, dio el salto a Los Ángeles. Su transición al cine angloparlante fue paulatina pero firme, con papeles en películas como el thriller Toc, toc (2015) junto a Keanu Reeves y la comedia criminal Juego de armas (2016). Su gran oportunidad llegó con el papel de Joi, una inteligencia artificial holográfica, en la aclamada película de ciencia ficción Blade Runner 2049 (2017). Este rol le otorgó reconocimiento internacional y demostró su versatilidad. Poco después, su interpretación de la enfermera Marta Cabrera en el misterio de asesinato Puñales por la espalda (2019) le valió una nominación al Globo de Oro como Mejor Actriz, consolidando su estatus de estrella de primera línea.

‘Ballerina’: un vehículo de acción con una identidad difusa

En Ballerina, su proyecto más reciente, Ana de Armas se pone en la piel de Eve Macarro, una asesina en busca de venganza por el asesinato de su familia. La premisa es atractiva: Eve fue entrenada dentro de la organización criminal Ruska Roma, donde la formación de asesinos incluye, curiosamente, clases de ballet. La película se enmarca en el violento y estilizado universo de John Wick, prometiendo secuencias de acción de alto nivel.

Sin embargo, la crítica principal que ha surgido en torno a la película se centra en la desconexión entre su título y su contenido. A pesar de llamarse Ballerina, el ballet es un elemento casi anecdótico en la narrativa de dos horas. La película presenta momentos puntuales, como una caja de música con una bailarina que tiene un valor sentimental para Eve, una escena inicial donde intenta sin éxito realizar unos fouettés, y una escena final en la que asiste a una función de ballet. Fuera de estos breves apuntes, la disciplina de la danza apenas se menciona o se integra en la trama. La expectativa de que el ballet impregnara la coreografía de lucha y el desarrollo del personaje queda en gran medida insatisfecha.

El potencial desperdiciado de una asesina bailarina

La decepción de parte del público reside en el potencial que se ha dejado escapar. Muchos esperaban que el guion explorara cómo el entrenamiento en ballet proporcionaba a Eve una ventaja única y distintiva en combate. Se podría haber construido un discurso en el que su formación como bailarina justificara sus proezas físicas: un equilibrio excepcional, una flexibilidad asombrosa, una alta tolerancia al dolor y una capacidad para realizar giros y saltos que desorientaran a sus enemigos.

Esta conexión no solo habría enriquecido al personaje, sino que también habría aportado una mayor suspensión de la incredulidad, justificando de forma más creíble cómo una mujer de su complexión podría enfrentarse a ejércitos de hombres corpulentos. Las secuencias de acción, aunque bien coreografiadas, no incorporan movimientos que recuerden a la danza. Se pierden oportunidades creativas, como usar las cintas de unas zapatillas de punta para estrangular a un adversario o utilizar la agilidad propia del ballet para moverse por espacios reducidos sin ser detectada. En definitiva, aunque Ballerina funciona como un thriller de acción, deja la sensación de que el concepto central, el que le da título, nunca llega a subir al escenario.